Por eso hablamos de justicia, porque la inteligencia es más que eso, y nosotros, los que estamos en esto parcial o enteramente, lo primero que tenemos que ser es muy prudentes. Que nadie olvide las consecuencias, en muchos casos terribles, tras adoptar este enfoque como único, graves en lo personal y social porque otorgaban etiquetas a las personas, muy difíciles de retirar más tarde, cuando en algunos casos les acompañaban de por vida. Este tema no es baladí porque desde principios del siglo XX la inteligencia y su referente esencial el CI han sido considerados como los ejes del potencial humano, de tal forma que alguien que no llegaba a un determinado número o marca contaba, palmariamente, con una inteligencia por debajo de lo normal, es decir, era menos inteligente, así de claro. De momento, con la inclusión de otros aspectos de la realidad hemos venido a hacer justicia a la inteligencia y, con ello, al ser humano. Hay un lugar en la obra en donde Goleman se pregunta si el Coeficiente Intelectual (CI) determina nuestro destino, a lo que responde: «menos de lo que pensamos». Mayer habían escrito un importante artículo llamado «Emotional Intelligence». Previamente, en 1990, Peter Salovey y John D. Ha vendido millones de ejemplares, es un fenómeno de multitudes. Daniel Goleman adquirió fama mundial con la publicación de su libro Inteligencia Emocional.
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